lunes, 14 de diciembre de 2009

A way of life...


Había recorrido una vez más el sendero de la fe... Había visto a mi pasado como si fuera un ser de carne y hueso. Me había enfrentado al silbido de una espada veloz y había sobrevivido a mi propio tiempo.

Caminas y ya no te detienes... Sólo ruegas por un minuto más para ver a la mujer que amas... Sólo respiras para sentirte vivo a cada bocanada de aire. Eso es un estilo de vida que he ido practicando durante ya muchos años.

La última vez que me tocó darle rostro a mis temores, me encontraba arrinconado. No existía más que el vacío que deja una era llena de avances, sueños y promesas; ahora veía con claridad el horizonte y sentía esa brisa que lo cobija y abraza a uno cuando el final de un capítulo amenaza con cerrar todo un libro.

En esos momentos sólo quiero cerrar los ojos y dar gracias porque no me perdí. Sólo quiero dar gracias porque después de cada paso, vino otro y otro. Sólo quiero dar gracias porque cuando me caí, me levanté y cuando me arrodillé, me escucharon y me tomaron en brazos, para cruzar la última de las aventuras: La vida misma.