No vamos a tomar puntos que ya han quedado olvidados con el paso del tiempo. No vamos a volver la vista hacia atrás con el único propósito de acordarnos exactamente en que parte de nuestro cuerpo hizo su entrada la daga que significó el prinicipio del fin.
En un inicio no es un requerir voluntario, sino el surgimiento de un deseo o sensación anómala involuntaria que nos permite, de ésta manera, evocar esos recuerdos que nos llevan a un valle sin salida, cuando ya las notas de una larga lista de canciones hacen su entrada en la mente de uno.
Podría echarle la culpa a mi mala costumbre de relación canción-momento que me acompaña desde hace ya varios años. No hubo jamás un rostro que no tenga la tonada al inicio de su ser. Podría yo atribuirle faltas a mi constante mal proceso de aprendizaje, basado principalmente en la experiencia y no en la teoría, como es debido.
El punto es que cuando llega cierto momento de la noche, cual bombardeo fugaz de ideas, caen en bandada las gotas de la lluvía de la memoría que no lo dejan a uno dormir por las noches en paz. Todos tenemos un pasado, todos quisieramos olvidar muchas cosas, mas no desear que no hubiesen sucedido.
A todo esto, ¿qué es lo que exactamente quiero decir? Si no lo estuvieron siguiendo, es sino la queja de este humilde redactor que, cansado de batallar con un sin fin de memorias, expresa a todos aquellos que leen este manifiesto, su punto de vista en cuanto a tener presente siempre el pasado o no.
¿Qué es eso que no nos deja dormir cuando la vida es perfecta? ¡Porque sí! Mi vida está en una parte formidable de su cauce natural (y esto debo agradecerlo a alguien que me ha devuelto las ganas de sonreir como no las tenía hace años, gracias Lup!).
A veces no es suficiente decir que queremos ser buenos... A veces necesitamos cumplir lso ciclos que hemos dejado pendientes, con fines de seguir nuestro camino para adelante.
viernes, 16 de mayo de 2008
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