martes, 13 de enero de 2009
Prelude For Time Feelers
La vida es simple, y también es misteriosa. No negaré lo furioso, angustiado, dolido, apenado y temeroso que estuve en múltiples ocasiones a lo largo de los años. Y no negaré en este instante, lo aliviado que me encuentro cuando estos momentos rondan mi mente y sólo siento un leve escalofrío, y no la tempestad en su peor momento.
Cada día que pasa siento que no sería quien soy el día de hoy, de no ser por todas las decisiones que hasta este instante he tomado. Siento en verdad más un escalofrío al pensar lo que hubiera pasado si es que NO se hubieran dado algunos acontecimientos.
Volver a vivir mis recuerdos es recordar cada pasaje de la vida que lo forja a uno y le permite desenvolverse en los múltiples problemas que la gente, que a uno lo circunda, halla como nuevos. Es casi un baile cuando reinventas la manera de cruzar una puerta que fue tuya algunos años atrás.
Añoro muchos de estos tesoros de mi mente y los revivo con ganas de sentir incluso ese rayo de intensidad cubrir cada parte de mi cuerpo, buscando inutilmente, aquella primera sensación. Digo todo esto con mucha alegría, pues es sólo una simulación y no la situación que puso mi vida en riesgo hace mucho tiempo.
Con todo esto quiero decir que debemos vivir agradecidos por el tiempo que se nos ha dado y no debemos pensar en el tiempo que nos queda. Cuantas cosas maravillosas hemos podido ver y sin embargo, no damos un simple gracias por ese beso robado, por esa puesta de sol, por ese amor que se nos fue, por ese día de gloria o por esos días lúgubres en la soledad de la noche, cuando nuestro silencio es la única compañia a lo largo de las horas.
Con todo esto, quiero perderme en la inmensidad de lo cronológico y sentir el verdadero significado de hacerse viejo y porqué uno disfruta más y más los minutos que, no siendo de uno, almacenan cada vez más nuestros sueños, esperanzas y logros a lo largo de lo que llamamos vida.
La imagen en el inicio de este artículo pertenece al salto que da un soldado de Berlín Oriental en Berlín Occidental al momento de saber que ambas partes de la ciudad serían divididas por un muro. Algunas decisiones cuesta tomarlas pero duran toda una vida.
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