lunes, 7 de marzo de 2022

Ella

Creo que verla caminar hacia su salón de clases, despertó en mí esa nostalgia que uno tiene cuando eventos parecidos han sido presenciados pero de lejos. Observados, más no interiorizados por cuanto no pertenecen a uno sino al mundo, donde toca ser espectador. Hoy me toco ser actor.

Con su caminar, recordé lo que pasó, lo que viví y lo que sentí en distintos puntos del tiempo, aflorando cada uno de esos recuerdos como un ente continuo, indivisible... Casi como un todo. Nada nunca termina, había leído. Es nuestro destino vivir un presente perpetuo sin rencores, sin remordimientos, aceptando todo por lo que pasamos sin variar ni una coma. 

Uno es por lo que vive, siente y decide. Solo el horizonte yace por delante y de cara al sol, caminar a la espera de la promesa. Mientras tanto hay normas, hay principios, hay fundamentos. Recuerdo esos pequeños momentos de gloria, donde unos comentarios lo hacen a uno, infinito, cuando tocamos en algo la gloria.

Creo que verla caminar hacia su salón de clases, me permitió comprender que han pasado muchos años y espero que aún haya más por venir. Vivo esperando el alba. Creo que la espera no es vano. Sólo que no nos alcanzó el tiempo, pero ya llegarán las horas, cuando veamos que el círculo se ha completado. No nos estamos alejando, simplemente estamos yendo a casa.

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