miércoles, 13 de mayo de 2009

Shine on, you crazy diamond...


Al compás de esta hermosa melodía, dejo como epílogo las palabras del ser a las puertas del nuevo mundo. Ya no quedaba más que mirar en aquellos paisajes que alguna vez llamamos hogar. Se esfumó como la brisa del mar, todo recuerdo que pudiese llevar a un cambio repentino de la línea preestablecida de acontecimientos y nuevamente, presenciabamos un cambio climático en el panorama personal.

Al final, la teoría era cierta... Luego de lograr algo, ¿qué sigue?

El vacío perpetuo del silencio, como si fuesen los créditos de una película inconclusa para crear incertidumbre en el espectador, era el fiel compañero de los momentos siguientes al despertar... Eso, si es que hubiese uno, porque a este nivel, dudaba un poco de ello...

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