Hace unas semanas escribí un artículo con respecto a los sentimientos encontrados que llevo respecto a este país que llamo hogar. Un artículo no muy agradable que resaltaba más que nada los defectos que muchas veces explotamos todos los peruanos.
Al respecto y llevando esta serie de escritos a un nivel más reflexivo, he de anotar que es, ante todo, lo más importante, tener algo dentro de uno sea cual sea el resultado: EL SABER QUE SE HIZO TODO LO POSIBLE POR CAMBIAR UNA SITUACIÓN DADA.
Bajo esta premisa dejo entender que al igual que nuestra patria, el mundo y nuestro propio entorno están sufriendo cambios muy drásticos, ya sea por la actual crisis económica mundial o por las distintas preocupaciones que cargamos día a día.
Si entonces es un hecho que tengamos que mantenernos siempre atentos a nuestro entorno, ¿por qué no hacemos nada al respecto y nos quedamos de brazos cruzados, esperando ver qué sucede y cómo nos salvamos?
Más que una crítica, es un llamado a la conciencia de todos. Es más el querer expresar que si nosotros mismos no nos sacamos adelante, nadie lo va a hacer. De ahí parte la idea inicial de que no hay mejor amigo que uno mismo. Si expandimos esto, como nación también deberiamos ser UNO y confiar en NOSOTROS MISMOS.
Es lamentable ver que ya se ha perdido la identidad que alguna vez nos hizo estar orgullosos de haber nacido en un lugar determinado. Yo mismo reconozco mi falta de experiencia al lanzar dardos contra una nación que es la mía propia sin haberme informado más o haber resaltado más los logros positivos que hay dentro de nuestras fronteras, pero es un hecho innegable que ya muchas de las conductas que solíamos llevar en la mente han sido erradicadas para poder ocupar nuestros pensamientos una política individualista y particularmente egoísta.
Se ha perdido algo que pueda que sea la única salida que le quede a todos nosotros, como hermanos, como raza y como nación.
No dejemos, pues, que los leones sean dirigidos por un rebaño de ovejas.
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